Autor: Alvaro Andrade
El 5 de febrero de 2023 en Ecuador tendremos una nueva elección, se eligen autoridades seccionales, representantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y además se votará por un Referéndum propuesto por el gobierno. El proceso electoral se da en medio de un panorama donde el 16,6% de personas en Ecuador confían en el gobierno y un 5,1% en sus políticos (IPSOS, 2022).
El nivel de motivación o esperanza de las personas en las próximas elecciones no es alto, por años se viene debatiendo el desinterés de la ciudadanía en la política, pero no se ha logrado dar respuestas adecuadas. El bajo interés pasa por la escaza formación política existente en el país, además por una dinámica política basada en agresiones, falsas promesas y desarticulación de los movimientos y partidos políticos con las necesidades de las personas.
Tradicionalmente las campañas políticas en Ecuador se han caracterizado por regalos, falsas promesas, planes débiles, discursos ambiguos y publicidad sin contenido, además de opacidad en los presupuestos, ataques y en muchos casos, convertir su campaña en un circo. De forma resumida y casi generalizada, las campañas electorales se basan más en los regalos que en buenas propuestas, desafortunadamente son muy pocos los candidatos y candidatas que orientan sus esfuerzos a desarrollar un plan estructurado y una estrategia de comunicación que no se base únicamente en hacer el ridículo o atacar a sus oponentes políticos.
La política electoral ha caído en un circulo vicioso donde quienes participan en las elecciones no asumen su rol con responsabilidad, no es claro cuál es el rol de los movimientos y partidos, la ciudadanía se cansa de elegir a quienes les fallan, se alejan de la política y esto hace que quienes participan en elecciones no sean las personas más idóneas para hacerlo. Este círculo vicioso hace no sea posible asegurar una buena gestión pública y se de paso a la corrupción y poca participación.
La clase política ecuatoriana debe asumir un papel más riguroso, se necesita dejar de lado el modelo tradicional de hacer campaña, basado principalmente en el odio y el desprestigio hacia sus contendores, o en entregar camisetas, gorras y otros regalos a cambio del voto, para trascender hacia un modelo donde primen las ideas y la transparencia. Los gobiernos locales e son los niveles de donde se generan ideas y soluciones concretas para las sociedades, debido a su cercanía con la ciudadanía e interacción con el gobierno central, sin embargo, en el actual proceso electoral, la discusión sigue orientada en el modelo tradicional de hacer campaña política.
En Ecuador se trabaja desde hace tiempo con temas que han tomado fuerza a nivel internacional y que en estas elecciones son poco abordados o que de plano no se mencionan en los planes, discursos y debates. Insumos como la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, modelo de gestión de Gobierno Abierto, Agenda Urbana, contribuciones a la mitigación del cambio climático, Marco de Sendai para la gestión de riesgos y desastres, asuntos de género, agendas de movilidad humana, mercados de carbono cero, créditos verdes, finanzas sostenibles, centros de innovación, entre otros temas deberían ser una referencia para orientar los planes y propuestas, no es necesario inventar algo nuevo, sino aterrizar los temas que se discuten por años en el país.
Por otro lado, es urgente que desde la ciudadanía se asuma el rol más activo en el voto informado, seguimiento a planes y propuestas, y en general, el involucramiento en la gestión pública del país, ciudades y comunidades. Es fundamental entender que debe existir un nivel de corresponsabilidad para que los territorios en sus distintos niveles de gestión funcionen bien. Saber por quién votar de una forma informada, objetiva y sobre todo sin condicionamientos es el primer paso, pero se debe ir más allá, el involucramiento con la política debe ser continuo y permanente.
Finalmente, se requiere comprender que la política no es únicamente partidista, la política es un camino que se decide seguir y por lo tanto, existir es un acto político. Es así que el rol ciudadano en la política pública puede asumirse desde varias aristas, por un lado quienes se postulan para asumir un cargo de elección popular deben hacerlo con responsabilidad y transparencia, por otro lado, quienes asuman cargos públicos en las nuevas administraciones deben tener claro que el servicio público es un compromiso muy importante con la sociedad, por este motivo deben tener la preparación necesaria para asumir sus cargos. Por último, la ciudadanía debe comprometerse a participar activamente en las decisiones que se toman dentro de su comunidad.
Referencias
IPSOS. (mayo de 2022). ¿En quién confían los ecuatorianos?
Autor:
Alvaro Andrade
Economista, experto en Desarrollo Sostenible, Agenda 2030 y planificación multiescalar.
Director Ejecutivo de Investoria Foundation y Coordinador Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible región Andes en Quito – Ecuador (SDSN Andes).