Uso de redes sociales en campaña, ¿políticos o influencers?

Autora: Paula Terán

Las redes sociales han cambiado la forma en que las personas se comunican, y esto incluye el sector político. En Ecuador y en el resto del mundo, las plataformas sociales se han convertido en una herramienta valiosa para los políticos al momento de realizar campañas. Estos medios tienen una serie de ventajas en comparación con los medios tradicionales, como menores costos, mayor velocidad de difusión de los mensajes y un alcance más amplio y diverso.

En primer lugar, y teniendo en cuenta la naturaleza de estas plataformas, el posicionamiento de los candidatos como figuras es más rápido y la cobertura mayor debido a la gran cantidad de usuarios activos en la red. Mediante posts y promociones en línea, los políticos pueden llegar a miles de personas en corto tiempo. Además, las redes sociales les otorgan a los candidatos la posibilidad personalizar su mensaje y llegar a audiencias específicas basadas en sus intereses y ubicación geográfica.

Así también, la presencia en redes sociales ayuda a generar una mayor cercanía del candidato hacia el electorado, debido a que se puede establecer un canal directo de contacto.  Cabe destacar que si bien esta interacción, permite que simpatizantes expresen sus dudas, preguntas y apoyo, también da paso a todo lo contrario. Al ser plataformas de libre debate es mucho más fácil encontrar mensajes negativos.

Otro elemento a favor, es que se muestra al candidato desde un lado más personal, lo que produce mayor empatía y, por lo tanto, mayor confianza con las personas que lo siguen. Esto, a su vez, genera que se le perciba como una persona más cercana a la ciudananía y sin duda, puede llegar a ser favorable para el mensaje que el candidato quiera expresar.

En este contexto,  queda claro que el uso de redes sociales, durante las campañas políticas tiene sus pros y contras. Ahora bien, también es importante que los candidatos políticos consideren cuidadosamente el tono y la naturaleza del contenido que se va a publicar en sus distintas plataformas. Debido a que como consecuencia de querer presentarse como influencers[1],  corren el riesgo de generar contenido que pueda ser considerado cómico, y esto resulte contraproducente, sobre todo para su credibilidad.

En el Ecuador, se ha visto cada vez más  presente el uso de redes sociales por parte del sector político, especialmente en campañas. Acción que resulta acertada, teniendo en cuenta que actualmente los y las jóvenes de entre 16 y 29 años de edad, representan al rededor del 30% de los votantes (CNE, 2023), y son usuarios activos de estas plataformas sociales.

Plataformas como Instagram, Twitter y TikTok son las más recurridas por los candidatos. Esta última es la más controversial en cuanto al contenido que se difunde, el cual está caracterizado por ser bastante informal. Y es aquí donde se presenta el reto, debido a que existe una línea muy delgada entre la creación de contenido político de interés en estas plataformas y contenido que pueda ser catalogado como ridículo o inapropiado por la propia dinámica de las redes y sus tendencias.

¿Quién no ha visto un candidato haciendo tendencias en TikTok o transmisiones en directo en Instagram?, seguramente es algo que todos como usuarios de redes y votantes hemos presenciado. Somos consumidores constantes de esta clase de contenido, incluso llegamos a disfrutarlo considerándolo gracioso. Es aquí donde vale la pena preguntarnos ¿realmente queremos un representante político tiktoker o influencer?, si bien es cierto esto no tiene nada de malo, actualmente somos votantes mucho más informados y esto incentiva a que seamos más críticos con quienes votamos.

Está claro que el desenvolverse en el entorno digital supone un desafío tanto para los candidatos como para sus equipos. Debido a la fugacidad de las tendencias en redes sociales, los mensajes que difunden los candidatos tienden a centrarse en elementos que resuenen y se repliquen con facilidad, más que en contenido informativo y de calidad.

La clave del éxito estará en encontrar un equilibrio en la forma de proyectar mensajes políticos en redes sociales de manera creativa y llamar la atención sobre sus campañas sin perder el tono formal característico de la política. No olvidemos que el objetivo de estos mensajes debe ser contribuir a que la ciudadanía tome decisiones estando mejor informada. Eso sí, si el contenido es apropiado, o no, ya dependerá del gusto de cada uno de nosotros como usuarios de redes. De lo que quedan menos dudas, es que muchos políticos se han mostrado dispuestos a ser cada vez más influencers.


[1] Un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia en redes sociales, tiene la capacidad de influir sobre otras.

*Cuando se hace referencia a políticos y candidatos, tenemos en consideración que también existe la participación de mujeres en dichos cargos. Sin embargo, para evitar una sobrecarga en la escritura, se ha optado por usar el masculino genérico. Nuestro compromiso por generar acciones que erradiquen la violencia e invisibilización de las mujeres en el país es irrefutable, y se evidencia en todas nuestras acciones.

Referencia

Consejo Nacional Electoral (CNE). (2023). Registro Electoral para las Elecciones Seccionales y CPCCS 2023.

Autora:

Paula Terán

Politóloga e Internacionalista por la Universidad de las Américas. Especialización en curso, en Comunicación y Marketing Político. 

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